Ya no quiere trabajar más. Quiere irse. Pero tiene que aguantar. La guita lo es todo en esta situación. Y conseguirla no es fácil y tarda….
El quía va pagando sus deudas. Quisiera irse lo más limpio posible, aún cuando la gente de Ingresos Brutos ya vaya preparando el sello rojo. Piensa que debería ir hasta alguna sucursal de ellos para explicarles que quisiera pagar, pero que no pude por el momento, que pronto viajará para siempre a vivir a otro país. Pero sabe que no le entenderán y, además, pensarán que él habrá de ser un moroso que huye. Tal vez algo así, piensa sin poca lógica, podría entorpecer cualquier paso que quisiera dar en aquel país tan vasto y hermoso como aquel. Entonces prefiere callar. “Que me busquen cuando quieran y si pueden”, piensa y cierra la deuda. Al menos por un buen tiempo.
En su trabajo están avisados de todo y él averiguó si podía sacar algo más de dinero por tanta antelación. Como suele suceder, le dijeron que mucho no le habrían de dar. Por eso piensa si renunciar en diciembre. Tal vez hacerlo en noviembre sería lo mismo, si la guita, a fin de cuentas, habrá de ser la misma.
Es más, recién acaba septiembre y ya piensa en presentar su telegrama… ¿Y si lo hace? ¿Por qué no? Irse un poco más pobre de lo que es, de su país al otro, ¿cambiaría mucho el panorama?
Cuestiones. La vida siempre es eso: Cuestiones que resolver. Por suerte ya sabe que no hay refrenón que le detenga, amén de que conserva para sí, bien adentro de su cuerpo, las palabras que uno de sus compañeros de laburo supo escupírles a Max y a él. Dijo el Gurí: “Los únicos que nacen y mueren en el mismo lugar son los árboles”.
El quía va pagando sus deudas. Quisiera irse lo más limpio posible, aún cuando la gente de Ingresos Brutos ya vaya preparando el sello rojo. Piensa que debería ir hasta alguna sucursal de ellos para explicarles que quisiera pagar, pero que no pude por el momento, que pronto viajará para siempre a vivir a otro país. Pero sabe que no le entenderán y, además, pensarán que él habrá de ser un moroso que huye. Tal vez algo así, piensa sin poca lógica, podría entorpecer cualquier paso que quisiera dar en aquel país tan vasto y hermoso como aquel. Entonces prefiere callar. “Que me busquen cuando quieran y si pueden”, piensa y cierra la deuda. Al menos por un buen tiempo.
En su trabajo están avisados de todo y él averiguó si podía sacar algo más de dinero por tanta antelación. Como suele suceder, le dijeron que mucho no le habrían de dar. Por eso piensa si renunciar en diciembre. Tal vez hacerlo en noviembre sería lo mismo, si la guita, a fin de cuentas, habrá de ser la misma.
Es más, recién acaba septiembre y ya piensa en presentar su telegrama… ¿Y si lo hace? ¿Por qué no? Irse un poco más pobre de lo que es, de su país al otro, ¿cambiaría mucho el panorama?
Cuestiones. La vida siempre es eso: Cuestiones que resolver. Por suerte ya sabe que no hay refrenón que le detenga, amén de que conserva para sí, bien adentro de su cuerpo, las palabras que uno de sus compañeros de laburo supo escupírles a Max y a él. Dijo el Gurí: “Los únicos que nacen y mueren en el mismo lugar son los árboles”.
Él, aunque lo ame, no quiere morir en Burzaco.
1 comentario:
Y si... el consejo de tu amigo dice mucho, de ti y de tu desicion... por mas que uno pueda leer la importancia de Burzaco, te vienes igual...
Y acá, si bien con Dayi te basta y sobra... ya tienes una familia que te acoja, aqui estamos compañero...
Dayi ya me conoce, y conoce todo lo que feliz que me pone vuestra llegada a este rincon... tener a un porteño cerca me va a alegrar la vida, jaja! Y de puro pensar que puedes trabajar con Jose... Uf! se armo... ya tienes con quien cebar mate por las tardes...
Bienvenido a Stgo de Chile... querido Manu...
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